Esta experiencia estaba agendada desde finales de 2023, y luego de un año de mucha espera, la fecha llegó. Me iba para Maldivas a tener de las experiencias más desconcertantes de mi vida.
Maldivas para mi siempre fue un destino de luna miel y, siempre me lo imaginé como llegando en un hidroavión a un fantástico resort al lado de un gran amor, pero la verdad este lugar nunca estuvo en mi lista cercana de países por visitar, justamente por eso, por el plan romántico, pero cuando vi que DivingLife sacó sus experiencias de buceo para el 2024, y ví que uno de los destinos era Maldivas, no dudé dos veces en separar mi cupo y lanzarme a ir un destino no soñado.

Aunque ya no estoy en Maldivas, hasta ahora puedo sacar el tiempo para dejar escrito algo por aquí, de esta aventura acuática que cada que la recuerdo no puedo creer que la haya vivido y sigo sin asimilar, así que quiero contarte algunos detalles de ese viaje.

Yo no sé que fue mejor: Si estar rodeada de tiburones de todos los tamaños, ver el hipnotizador nado de las manta rayas, cruzarme con hermosas tortugas, observar los peces payaso escondiéndose en la anémonas, los delfines que llegaron en la noche al barco, los inmensos bancos de peces que vimos, el clima tan nefasto y aterrador que nos hizo todos los días, la comida del barco en el que estuvimos toda una semana, las nuevas amistades que se hicieron durante todos estos días. Es que todo, todo, todo se confabuló para que esta actividad terminara siendo una experiencia única.
Bucear para mi siempre ha sido descansar la mente y, por eso, me gusta tanto, porque es de las pocas cosas que me hace realmente estar pendiente del momento, de mi respiración, de mi equipo, del entorno, de los peces que nadan, de los corales que veo, de las caras de mis compañeros, es simplemente, mindfulness.

Algo que me gustó mucho de esta experiencia fue ver que algunos pasamos de llegar de no conocer a nadie, a con el paso de los días formar hábitos y rutinas: bajar para desayunar, hacer el briefing cada mañana, alistar nuestros equipos, hablar de cualquier cosa, tomarnos y compartir fotos, almorzar y cenar juntos, compartir habitaciones, prestarnos cosas entre todos, hablar con el personal del barco y, simplemente, disfrutar empezar una conversación gracias al mismo placer, el buceo.
Esto me recordó la enorme capacidad de adaptación que tenemos los humanos, la habilidad de convivir con más personas y como cualquier lugar que se habite se puede convertir en hogar – así sea por unos pocos días- si le ponemos intención.

En total fueron 18 inmersiones de las cuales solo hice 15 (porque al final de esta aventura empecé a sentir cierta ansiedad que hizo que algunas inmersiones, sobre todo una en la que tuve una crisis fuerte, no la disfrutara. A veces mi mente se deja golpear con fuerza por mis inseguridades y miedos, pero eso es otro tema y son cosas que pasan).
Más allá de eso y hablando de la experiencia en general, este tipo de excursiones son las que uno quiere repetir y repetir, y creo que eso lo logra Divinglife. No se si es la logística, el equipo, la vibra o la experiencia en sí misma, pero es como que siempre quieres volver y volver a ellos. –Mis ahorrosssss– Yo ya había tenido una experiencia con ellos y me encantó igual, así que por eso sin dudas me inscribí esta vez para Maldivas. Es muy bacano el contacto marino que se tiene, las charlas a profundidad de algunos temas, pero sobre todo hacer estas cosas con gente que también disfruta hacer lo mismo, es mejor porque todos andamos en la misma tónica.

El operador a cargo de las inmersiones y de nuestras acomodación a bordo estuvo a cargo de la compañía española BlueForce y debo decir que todo fue 10 de 10. La logística de los buceos, los trayectos que hicimos pese al mal clima que nos acompañó toda la semana, el almuerzo privado que tuvimos en una isla desierta, el servicio de todos los empleados del barco, la comida tan deliciosa que tuvimos todos los días, la limpieza de las habitaciones, las clases que tuvimos sobre algunos animales populares en las islas, la energía del grupo que hizo que todo fuera espectacular. Todo. Todo. Todo fue fantástico.
Debo decir que, aunque no estuve en el típico plan romántico en Maldivas, ni vi hermosos atolones desde los aires, ni me hospedé en un lujoso resort y mucho menos vi playas o el sol más alucinante durante varios días, debo decir que esta actividad marina, explorando las profundidades del Océano Índico, no se me olvidará jamás.

Si viste como fue la experiencia por lo que compartí en Instagram o simplemente porque lo estás leyendo por acá, espero que te animes a hacerlo y tener una aventura submarina que sin lugar a dudas te encantará.
Espero que el 2025 me sorprenda con otra expedición buceadora, ya veremos!!
Te dejo unos datos rápidos 👇🏼
Empresa con la que hice la experiencia: DivingLife.
Precio: 2.700 euros.
Duración: 8 días en un vida a bordo.
Qué incluyó: Inmersiones de buceo, acomodación en habitaciones compartidas, alimentación desayuno, almuerzo y cena, y registro fotográfico.
Que NO incluyó: Tiquetes, equipos de buceo, bebidas alcohólicas y propinas.
Requisitos: Ser buzos certificados con más de 50 inmersiones registradas.
Número de personas en el grupo: 25 personas apasionadas por el mar.
Ruta de viaje con la llegué: Bogotá, Madrid, Abu Dhabi y Maldivas.
Aerolíneas con las que viajé: Avianca y Etihad.
Para quienes recomiendo esta experiencia: Para los amantes del mar, para los locos por el buceo, para quienes les gustan los animales, para los que quieren conectar con otras personas, para quienes les gustan los retos personales, para los que les gusta tener experiencias diferentes y transformadoras.
Para quienes No lo recomiendo: para los que les da miedo el agua, para los que no les gusta el buceo, para lo que no les gusta las incomodidades.
Cuéntame en los comentarios si quedaste antojado de esta experiencia y si te gustaría hacer algo similar. La próxima inmersión, ¿para cuándo?
Dori 🐠
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